La vida, algo tan fugaz y un problema tan sencillo de
resolver en su conjunto, como nacer, crecer, reproducirse y morir. Pero puede
ser a la misma vez, muy misteriosa, llena de miedos y preguntas sin respuestas por
parte de los que habitan en ella. Te pasas mucho tiempo de tu vida intentando
resolver
problemas que ni siquiera te pertenecen, al fin y al cabo, lo que importa es
disfrutar de este viaje pasajero lo más que puedas, hasta llegar al final de tu
recorrido.
Del mismo modo, a la vida, ni tampoco a la existencia les
importan que tú, yo, ni nadie las entendamos de forma científica, pero sí es
inteligente entenderlas de manera empírica, o sea, darles prioridad a las
cosas que verdaderamente importan en tu vida y disfrutar de ellas a plenitud,
sin tantos cuestionamientos.
¿Sabes por qué? Porque eres un pasajero(a) por muy corto
tiempo en este viaje, tú no le importas tanto a la vida como crees, es así aunque suene un
poco impactante, y no le harás daño a la vida simplemente porque no hayas sido
feliz mientras estuviste entre los vivos. Es un asunto personal, sí tuyo, vivir
tu vida de la forma que desees hacerlo sin dañar a otros, siempre escuchando tu
voz desde lo más profundo de tu alma.
Finalmente, la vida, tu existencia, es sin lugar a dudas
la experiencia más brillante que puede llegar a experimentar cualquier ser
humano que haya existido de forma física, ya que es el regalo más importante y
valioso que se le ha otorgado a todo ser vivo, por los siglos de los siglos. Sin
ella, jamás habría sido posible ser lo que hoy es el mundo y la maravillosa
existencia humana.
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